ESTE 5 DE Junio se
recuerda el día mundial del medio ambiente y como todos los años las agendas de
autoridades e interesados en el tema se verán atiborradas de eventos,
compromisos, reuniones, discusiones, entre otros. El tema es recurrente desde el momento en que
tomamos consciencia del mal que la humanidad le ha estado haciendo a la tierra.
Un crecimiento exponencial post guerra y la demanda de ingentes recursos
naturales así como sus derivados para
satisfacer las necesidades de todas las personas, aunque de manera poco
equitativa, ha comenzado a crear una deuda a favor de la tierra y sus recursos.
Sin embargo es bueno
detenerse nuevamente y ponerse a recordar que cualquier daño que nosotros
causemos al medio ambiente será reflejado hacia nosotros mismos, en distintas
formas y niveles, quizá como una forma de cobro por parte de la misma tierra.
Quienes viven en grandes ciudades como Lima, Arequipa o Cusco pueden dar fe de
este hecho; espacios que tienen paisajes urbanos con tierra y plantas, cambian
por concreto y edificaciones, la misma historia se repite en ciudades que no
son “grandes”, en tamaño, pero que
aspiran a serlo.
El derecho a un medio
ambiente equilibrado está contemplado en nuestra Constitución, pero no queda allí
sino que complementa que éste medio ambiente debe ser equilibrado y adecuado al
desarrollo de la vida de la persona, fin
supremo de la sociedad y el Estado.
Pongámonos entonces en
dos escenarios: El primero en las grandes ciudades que tienen un desarrollo
acelerado y el segundo en las pequeñas poblaciones alejadas por temas
geográficos y cuyo desarrollo va a un ritmo menos acelerado.
Para un ciudadano que
tiene como lugar de trabajo una oficina,
tienda, puesto o similar el derecho al medio ambiente equilibrado puede
significar que el agua que bebe y usa
cuente con el tratamiento adecuado para su consumo y uso, ya que la fuente de
la cual fue extraída se encuentra en estado crítico de contaminación; para esa
persona un medio ambiente adecuado para su desarrollo puede significar,
también, carreteras y pistas adecuadamente asfaltadas, zonas verdes protegidas
y áreas de recreación, aire que no tenga niveles excesivos de dióxido de
carbono o azufre; todo ello con la finalidad de que el ciudadano encuentre un
medio equilibrado y adecuado para el desarrollo de sus principales actividades
a lo largo de su vida.
Por otro lado para un
ciudadano que realiza la mayoría de sus actividades en un ambiente distinto, como
el campo, la chacra u otro el derecho
a un medio ambiente en las condiciones
que expone la constitución se configuraría de forma distinta. Un agricultor que
cultiva plantas nativas de la zona no necesita áreas verdes, de recreación o edificaciones ni semáforos, por exagerar el ejemplo, para
poder trabajar o vivir. Lo que necesita es un medio que tenga las condiciones
óptimas para poder cultivar y cosechar sus plantas; o para cuidar sus animales,
en el caso de un ganadero. Estas condiciones se podrían traducir en una lista
simple: tierras fértiles, aguas limpias, aire puro. Esta lista a primera vista
parecen simples de conseguir sin embargo hoy por hoy lo que está ocurriendo en
gran parte de nuestro país, y sobre todo en la región del Cusco, es que las
tierras, aguas y el aire están contaminados y con ello se impide que los
ciudadanos que viven de actividades como la agricultura la ganadería, la pesca
artesanal, entre otros se vean vulnerados en su derecho a un medio ambiente
equilibrado.
Al afectarse su
entorno y los elementos primordiales que usan estos ciudadanos en sus
actividades se está afectando no sólo el derecho al medio ambiente sino una lista larga que comienza en el derecho a
la vida pasando por el derecho a la salud, el trabajo, entre otros que no
terminan de cerrar la lista de afectaciones que se puedan dar por el hecho de
tener suelos o aguas contaminadas.
En la provincia de
Espinar podemos encontrar casos concretos de comunidades enteras afectadas en
su medio ambiente a tal punto de verse obligados a dejar su lugar de vivienda y
trabajo para buscar tierras, aguas y aire sin contaminación, sin enfermedades y
sin muerte. El deber del Estado peruano es salvaguardar los derechos de todos
sus ciudadanos sin embargo los casos
como Espinar muestran la omisión de éste
y en consecuencia la violación a gran escala del derecho a un medio ambiente
equilibrado. Mostrándonos de esta forma que a pesar de tener un día
internacional del medio ambiente tenemos muchos días de contaminación ambiental
y de olvido.
Clotilde Florez
Derechos Humanos Sin Fronteras
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