Nosotros sacerdotes, religiosas, laicas y laicos de
congregaciones, movimientos y diversas organizaciones de trece países de
América Latina, reunidos en Brasilia en ocasión del Seminario Internacional “Iglesia
y Minería” realizado los días 02 al 05 de diciembre del 2014, nos pronunciamos
en torno a la realización desde el día primero de diciembre, de la Conferencia
Mundial sobre el Cambio Climático – COP 20 en Lima, Perú. Una vez más gobernantes, funcionarios y tomadores
de decisión de los países de todo el mundo se reunirán, esta vez en nuestro
continente, para discutir sobre las medidas que el mundo debe asumir para
superar los graves problemas de calentamiento global que están generando el
cambio climático en el mundo.
Es necesario e imprescindible, para mantener un
mundo viable hacia el futuro, habitable para nuestras próximas generaciones,
que todos los países del mundo, pero en especial los países industrializados,
asuman medidas urgentes a nivel político, económico y social para mantener la
temperatura global en niveles menores al 1.5 grados la año 2100, a fin de no
generar efectos catastróficos.
No se puede aceptar nuevamente en la COP 20, que
los países industrializados mantengan la idea de la inviabilidad económica en
la rebaja de la producción para la reducción de emisiones, pues éstos nunca
asumieron el compromiso de la reducción de emisiones, por la lógica de mantener
el crecimiento en base al consumo ilimitado.
Para ello es necesario que los países del mundo
asumamos un primer y más importante cambio, que tiene que ser el cambio en el
modelo de desarrollo. Un desarrollo que no se base en el consumo ilimitado de
recursos naturales, sino que tome en
cuenta los límites ecosistémicos, la biodiversidad, los sistemas hidrológicos,
en general, una relación respetuosa del hombre y la mujer con la naturaleza, es
decir nuevos modos de vida que recuperen los de nuestros ancestros, el “buen
vivir”, el sumaj kausay, pues es la única manera de mantener una perspectiva
duradera para la humanidad.
Las políticas públicas de desarrollo e inversión,
deben basarse en los límites de nuestra naturaleza, no en la necesidad de
cumplir metas para mantener “un crecimiento ilimitado”, que exigen mantener
ciertos niveles de consumo, que exigen y
agotan de manera irresponsable nuestros recursos naturales.
Respecto de sus impactos, el cambio climático ya
está haciendo más compleja la gestión
del agua, ya que está provocando sequías más severas, ha acelerado el retroceso glaciar y aumentaría el nivel
del mar, entre otros impactos. Esta situación es agravada por las actividades
extractivas (minería e hidrocarburos en especial), que requieren la
desaparición de la cobertura vegetal y del suelo en el área de dichos proyectos,
afectando ecosistemas donde se originan cursos de agua.
Además dichas actividades consideran en gran medida
la desaparición de cuerpos de agua, como lagunas, y pueden afectar incluso los
cursos de agua subterránea y de los acuíferos, por la remoción de suelos, la
profundidad de los tajos, la liberación de aguas ácidas y de relaves, en el
caso minero.
La actividad minera además contribuye al cambio
climático, por el cambio de uso del suelo que genera y la emisión de gases de efecto invernadero
(gases producto de las voladuras en los tajos abiertos, de la combustión de la
maquinaria y transporte utilizado, del consumo de energía para sus operaciones,
del proceso de fundición y refinación de metales, entre otros). Pese a todo
ello, durante la vida útil del proyecto minero no se considera ninguna medida
para compensar los impactos generados.
Por todo ello, exigimos a nuestros gobiernos, que
dejen de tomar “supuestas” medidas para “reactivar” la economía, que sólo desregulan las exigencias
ambientales y sociales para las inversiones, por la presión de las empresas
extractivas, evitando una adecuada fiscalización y evaluación ambiental de
ellas, afectando así la vida y salud de las personas especialmente de los
pueblos indígenas, de sus derechos colectivos y su futuro.
Esperamos que el espacio de la COP 20 sirva
verdaderamente para tomar conciencia de las decisiones de nuestros gobiernos,
privilegiando las estrategias de mitigación respecto del cambio climático en
favor de la naturaleza que nos rodea, la vida de las personas y de nuestras
próximas generaciones, de lo contrario será una nueva oportunidad perdida.
Brasilia, 05 de diciembre del 2014
Agenda Latinoamericana Mundial
Amerindia Colombia y Continental
Associação Madre Cabrini, Irmãs Missionárias do
Sagrado Coração de Jesus - Brasil
Caritas de El Salvador, El Salvador
Cáritas, Jaén, Perú
Centro de Ecología y Pueblos Andinos -CEPA- Oruro Bolivia
Centro de Justicia y Equidad -CEJUE- Puno, Perú
Centro Franciscano de Defesa dos Direitos, Brasil
Claretianos San José del Sur, Uruguay, Paraguay y
Chile
Consejo Latinoamericano de Iglesias - CLAI-
Consejo Mundial de Iglesias, Justicia Climática
-CMI-
Conselho Indigenista Missionário -Brasil-
Coordinación Continental de Comunidades Eclesiales
de Base
CPT Diócese de Óbidos, Pará, Brasil.
Coalición Ecuménica por el Cuidado de la Creación,
Chile.
Comitê em defesa dos Territórios Frente à Mineração, Brasil.
Comunidades Construyendo Paz en los Territorios -
Fe y Política -Conpaz- Colombia.
Conferencia Nacional de Bispos do Brasil -CNBB-
Comissão Verbita, JUPIC- Amazonía.
Comissão Pastoral da Terra -CPT- Brasil.
Comunidades Eclesiales de Base, Colectivo Sumaj
Kausay, Cajamarca, Argentina.
Coordinación Continental de Comunidades Eclesiales
de Base.
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, Perú.
Derechos Humanos Sin Fronteras, Perú.
Derechos Humanos y Medio Ambiente de Puno -DEHUMA-,
Perú
Diálogo Intereclesial por la Paz en Colombia,
DIPAZ, Colombia.
Diócesis de Itabira- Fabriciano Minas Girais,
Brasil
Dirección Diocesana Cáritas de Choluteca, Honduras
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad
Oscar Arnulfo Romero- Sicsal-.
Comisión Intereclesial Justicia y Paz -Colombia-
Comunidades de Vida Cristiana -CVX-
Departamento de Justicia y Solidaridad de la
Conferencia Episcopal Latinoamericana - DEJUSOL, CELAM-.
Equipo Investigación Ecoteología, Universidad
Javeriana, Bogotá.
Equipo Nacional de Pastoral Aborigen, ENDEPA,
Argentina.
Equipe de Articulação e Assessoria as Comunidades
Negras do Vale do Ribeira, EAACONE, Brasil.
Franciscans International.
Hermanas de la Misericordia de las Américas,
Argentina.
Iglesia Evangélica Presbiteriana de Chinguito,
Chile.
Instituto Brasileiro de Análises Sociais e
econômicas –IBASE-
Irmãos da Misericórdia das Américas Juventude
Franciscana do Brasil – JUFRA-
Mercy International
Misioneros Claretianos Centro América y San José del Sur
Misioneros Combonianos, Brasil e Ecuador
Movimento dos Atingidos por Barragens no Vale do
Ribeira -MOAB- Brasil.
Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina -OCMAL-
Oficina de JPIC Sociedad Misionera San Columbano,
Chile
Orden Franciscana Seglar, Uruguay
Organización de Familias de Pasta de Conchos, México
Pastoral de Cuidado de la Infancia, Bolivia
Pastoral Indígena, Ecuador
Pastoral Indigenista de Roraima -Brasil-
Pastoral Social Diócesis de Duitama Sogamoso,
Boyacá, Colombia
Pastoral Social Cáritas Oruro, Bolivia
Red de Educación Popular de América Latina y el
Caribe de las Religiosas del Sagrado Corazón
Radio el Progreso Yoro-ERIC- Honduras
Red Muqui, Perú
Red Regional
Agua Desarrollo y Democracia, Piura, Perú
Rede de Solidariedade Missionárias Servas do
Espírito Santo, Brasil
Secretariado Diocesano de Pastoral Social, Garzón
Huila, Colombia.
Servicio Interfranciscano de Justicia, Paz y
Ecología, -SINFRAJUPE-, Brasil.
Servicio Internacional Cristiano de Solidaridad con
América Latina, Oscar Romero, -SICSAL-
Servicios Koinonia
Vicaría de la Solidaridad, Oficina de Derechos
Humanos, Jaén, Perú.
Vicariato Apostólico San Francisco Javier, Jaén,
Perú.
Vivat International
No hay comentarios:
Publicar un comentario
DHSF Cusco no se hace responsable por el contenido de los comentarios al artículo.